Cada año las decoraciones festivas se adelantan más. Me imagino que es para atormentar al abrumado consumidor, que dirá, al igual que yo: “¡No estoy lista para la Navidad! ¡¿Oh, Dios, qué he de hacer?!”.
No se apure, querido consumidor, le tengo una solución certera: ¡regale un libro!
Pero, preste oreja (¿o debo decir ojo?)... El arte de regalar libros requiere la afinación de precarios balances, el justo empate entre lector y lectura. El emparejamiento debe ser certero. De nada sirve comprarle, digamos que a esa amiga que se desvela porque el jefe se le declare en una escena que deje corta a la final de Richard Gere en Pretty woman; repito, a esa amiga de nada vale regalarle Crimen y castigo (aunque sí le convendría leerse a Madame Bovary o a La hija del capitán, de Chejov, en vez de ese libro de Pablo Cohelo que la tiene pensando en pajaritos chileros preñados).
Por ello he desarrollado una estrategia que quiero compartir con ustedes.
Como la psicología ha suplantado todo lo que tiene que ver con calidad en el predio de la cultura, me sumo a los hunos y presento este método ejemplar. Funciona así: para cada personalidad existen libros de sensibilidades hermanas. Después de profundas reflexiones he desarrollado la siguiente lista que quiero compartir con ustedes. Quizás los ayude a desarrollar su propio método de regalar libros.
Tipo #1 El maniaco-depresivo: Si usted tiene un amigo que romantiza la muerte, la soledad, el comentario que siempre desentona (con tal de verse raro y profundo), regálele Tokio blues de Haruki Murakabi. La cantidad de suicidios y depresiones dejará pasmado a su amigo. Además, le estará regalando un clásico de la literatura contemporánea. Este libro, se lo aseguro, le va a encantar.
Tipo #2 El depresivo ideológico: Este tipo de personalidad vive convencida de que la vida no vale nada; de que el hombre es el lobo del hombre y de que ningún cambio político, social o espiritual desviará la caída de nuestra especie en destrucción. Si usted tiene en su lista navideña a alguien así, esta Navidad regálele la novela El pintor de batallas, de Arturo Pérez-Reverte. El conocidísimo autor español se aleja del recuento de aventuras para echar una mirada a la guerra. El pintor de batallas es una excelente novela, quizás la mejor de Pérez-Reverte, aunque en ella, el autor no convoca a su Capitán Alatriste, sino a la tristeza de haber sido reportero de guerra en una sociedad que idolatra el espectáculo.
Tipo #3 El calientito: Su actividad favorita es la tasación glútea. No existe chica que no encuentre comible, y cuando se toma dos tragos de más, hay que tenerle miedo, porque ni una, que es amiga del alma, se salva. Para este amigo de personalidad hipersexual le recomiendo dos libros, el primero Helarte de amar del escritor peruano Fernando Iwasaki Cautí, y el otro La mano del fuego, del mexicano Alberto Ruy Sánchez. Ambas lecturas le estimularán la bragueta y el cerebro, o viceversa, que es lo mismo. Recuérdele a su amigo que ambos órganos deben ser cultivados o si no, sufre la posibilidad de que uno o ambos, comiencen a fallar.
Tipo #4 La hiperfeminista: Esta Navidad será fácil regalarle a esa amiga que no para de tronar contra los hombres y sus veleidades, contra el sistema patriarcal y contra la perdurable opresión de la mujer. Cualquier obra de Doris Lessing, aquella ganadora del Premio Nobel, es buena selección. Yo le recomiendo Diario de una buena vecina y The golden book para empezar. Y para ponerla en contexto, a su amiga hiperfeminista también le regalaría Orlando, de Virginia Woolf.
Tipo #5 El technofreak iPods, MySpace, YouTube, ¿usted tiene un sobrino o sobrina que no puede vivir sin todos estos gadgets? ¿Cuando la luz se va amenaza con el suicidio? ¿Todo lo que lee, si lee, es de ciencia-ficción? Nada más que para choquear a este elemento, yo le regalaría El año del desierto, de Pedro Mairal. Es para ejercitar la mente e imaginarse un mundo en el que la civilización poco a poco desaparece. Reta, pero a fin de cuentas, le va a encantar el libro.
Y eso es todo por esta temporada.