sábado, 22 de noviembre de 2008

Resistencia navideña

No recuerdo muy bien cuándo fue que comenzó el declive de mi espíritu navideño. Sin embargo, claro que recuerdo las causas: apenas llega septiembre y las tiendas departamentales te ponen los pinches adornos navideños junto a las banderas nacionales y las cosas de Día de Muertos. Ya para diciembre los centros comerciales se atascan de gente maniática que es capaz de pasarte encima con tal de comprar un mugriento suéter, muchas estaciones de radio empiezan con sus spots navideños desde noviembre...

Me pone enferma y no exagero. Poco a poco mi espíritu navideño va desapareciendo, no me emociona ni tantito ver que se acerca diciembre y ya no me hace ilusión adornar la casa (cosa que antes disfrutaba mucho).
Sí, el consumismo casi obligado de esas fechas me disgusta, pero tampoco he logrado evitarlo y termino cada año aterrada dentro de algún centro comercial tratando de comprarle regalos a todos y, al mismo tiempo, de conservar la dignidad y mi locura (cordura podrían llamarle si gustan). Todo en Navidad pareciera implicar gasto: regalos, comida, bebida, adornos, electricidad, gas... entonces si para Navidad no tienes lana, estás jodido y (lo peor) te sientes re jodido y hasta miserable.


Si sobrevives, llegas a enero agotado, casi en quiebra y con un montón de remordimientos (no debiste cenar tanto, por qué demonios comiste todos esos chocolates, debiste comprarle otra cosa a fulano porque él se lució con tu regalo, se te olvidó regalarle algo a mengana, hiciste pavo y zutano es vegetariano, no tienes idea de cómo vas a pagar la cuenta de luz...).

Con todo eso, siento que me convierto en El Grinch y me dan ganas de borrar la Navidad del mapa o de exiliarme en una cueva hasta que haya pasado todo. Prefiero mil veces la Navidad de Jack Skellington a la que ahora nos quieren enjaretar como la auténtica Navidad. ¡Exacto!

Pero no es justo ¿no?

La Navidad es otra de las festividades del año y debería uno poder disfrutarla igual que las demás (salvo el 14 de febrero, esa festividad sí que me caga).

Por todo eso, este año decidí unirme a la Resistencia Navideña.

Me voy a afianzar en lo que aprecio de la Navidad, como compartir con familia y amigos, recobrar la costumbre que tenía desde hace años de escribirle a mis seres queridos una carta (que no tarjeta navideña), hacer con mis manitas los regalos que quiera dar, reducir el consumo de energía eléctrica (caray, no se nos puede olvidar la cuestión del calentamiento global) y tratar de que sea una época no sólo de reflexión (es que si sólo te pones a pensar en lo que hiciste o no hiciste, lograste o no lograste durante el año, me cae que puedes terminar llorando), sino de propuestas (nada de propósitos, sino un tipo de planeación a corto plazo con metas sencillas y no pretenciosas).

Esa es mi forma de decirles "jódanse" a todas las campañas de mercadotecnia navideña asquerosa y secuestrar la Navidad.

A ver qué tal me va. Ya por 'ai de febrero les contaré.

Me acordé de esta canción, es un villancico navideño pero lo escuché hace tiempo versión Miss Piggy con un pequeño twist en la letra muy ad hoc para este año jajaja.


Christmas is coming

Christmas is coming,
The crisis is getting fat,
Please put a penny
In the old man's hat.

If you haven't got a penny,
A ha'penny will do,
If you haven't got a ha'penny,
Then God bless you.


(Aunque seguro el final también cambiaría a algo así como then oh fuck you! jajaja).