Tengo que recordar que a Morfeo no se le puede invitar a hacer la revolución.
Y no crean que es porque duerme a todos. Nada de eso.
Resulta que ayer se me ocurrió que era buena idea invitarlo justo antes de ir a dormir. Me imaginé que así podría infiltrarse en las cabecitas de todos y empezar a construir sueños revolucionarios. Creí que sería lindo que todos durmieran haciendo pequeñas revoluciones, casi podía ver diminutas partículas revoníricas flotando en el aire...
Tienen permiso de llamarme ilusa, soñadora, ingenua...
Para cuando me tumbé en la cama dispuesta a dejarme llevar hacia los sueños revolucionarios, Morfeo me tenía preparada otra sorpresa (ya decía yo que no se debe confiar mucho en él). Nada de sueños, ni siquiera ensoñaciones y nada revolucionario.
Tan sólo una tormenta de pensamientos estúpidos acompañados por un insomnio desesperante.
Morfeo queda descartado como integrante de mi grupo subversivo.