martes, 25 de noviembre de 2008

Rompiendo el silencio: contra la violencia patriarcal, lucha feminista

Otro año más, el Día contra la Violencia hacia las Mujeres se convertirá en una jornada de luto global.

Otro año más, el 25 de noviembre se teñirá de negro y de silencio y volveremos a vernos abocadas y abocados a seguir llorando tras los cadáveres entre un mar de velas encendidas en recuerdo de las víctimas.

Pocas voces escucharemos reclamando convertir esta jornada en una auténtica jornada de lucha contra el patriarcado y su expresión más brutal: la violencia de género. Y, sin embargo, hay quienes tenemos el convencimiento profundo de que sólo así seremos capaces de romper con este macabro espectáculo que se sucede año a año y en el que todos los actores y las actrices tienen ya, de antemano, definido su papel.
Hace falta ya que alguien salga a la calle a decir bien alto, rompiendo el silencio, que tanta muerte y tanta agresión impune es sólo la punta del iceberg de una estructura social, el Patriarcado, que se entrecruza de manera cuasi natural con el capitalismo, para perpetuar la doble opresión secular de las mujeres. Y que, por ello, tanta lágrima de cocodrilo derramada no es sino la expresión más hipócrita de quienes, desde el poder o desde otros ámbitos, se encargan de apuntalar de modo bien firme las bases de ambos sistemas de explotación.


No es posible que quienes refuerzan un mercado laboral basado en la explotación de trabajadores y trabajadoras y en el engorde del sistema financiero y otros parásitos capitalistas se lamenten de la situación de dependencia de las mujeres que las aboca inevitablemente a la sumisión.

No es admisible que quienes hacen imposible con sus “pactos sociales” (aunque clamen lo contrario) la conciliación de la vida laboral y familiar, se rasguen las vestiduras por tanta mujer abocada a la pobreza, a la exclusión, a la incultura y a la violencia.

No es aceptable que antes y después de los programas especiales del 25 de noviembre en todos los medios de comunicación, se nos bombardee con basura televisiva que sustenta los modelos familiares más tradicionales, la ideología del amor más rancia, el papel de las mujeres objeto más descarnado y legitima de manera constante el discurso de la Iglesia católica.



No es tolerable que se nos siga mintiendo con los recursos y los medios destinados a la lucha contra la violencia de género pues seguir engordando los juzgados especializados, las unidades policiales contra la violencia hacia las mujeres, los recursos para juicios rápidos o las cárceles sólo nos permite intervenir contra los casos más extremos pero no cuestiona, en absoluto, los cimientos de la sociedad patriarcal (antes bien, la refuerza, perpetuando el carácter de víctima de las mujeres - necesitadas de la “tutela” de las instituciones - y el carácter “protector” del Estado que invade así, con su filosofía penalista, todas las esferas de la lucha contra la violencia).

Sólo desde una perspectiva global que sitúe la necesidad de la doble lucha contra el patriarcado y el capitalismo, seremos capaces de encontrar soluciones superadoras a las múltiples situaciones de violencia que enfrentan las mujeres y que van mucho más allá de las horrendas muertas que este 25 de noviembre, otro año más, nos tocará, sin remedio, recordar.