domingo, 28 de diciembre de 2008

Risa de leche

Avanzo despacio y con olor a vainilla, con temor a precipitarme. Son pasos lentos pero a la vez firmes, sin embargo, de esos en los que en la huella se puede leer la palabra miedo.




Miles de direcciones se entrecruzan y aun sin saber adónde voy, sigo adelante, me gusta. Es el placer de lo desconocido y el dulce misterio de llegar a ningún lugar.




Desato los cordones de mis tenis y siento lo estupendo que es andar descalza.


Y la libertad tatuada en mis pies.