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He venido hablando de ciclos con mis amigos... este año particularmente, mucha gente que me rodea ha hablado de ciclos. Pues bien, Yule deriva de un vocablo que significa nada más y nada menos que Rueda.
Con Yule celebramos el fin y el inicio del ciclo como partes inseparables. Celebramos el perfecto equilibro del universo, el perfecto equilibrio entre la luz y la oscuridad.
Y si vamos a celebrar, pues hay que celebrar con fiestas, evidentemente. Si no tienen una fiesta les aconsejo que se la consigan (no es casual que estemos en tiempo de posadas y tampoco lo es que celebremos navidad el 25).
Por mi parte, les propongo un sencillo ritual Salgan a conseguir algunas hojas y ramas secas.
Busquen entre sus pertenencias, seguramente habrá algunas cosas por ahí que ya sean parte del pasado o que deseen dejar atrás. Si encuentran papeles mucho mejor, cualquier cosa significativa que deseen dejar atrás y que se pueda quemar (sin intoxicarnos y sin causar un incendio). Si se asoman a mi canasta encontrarán flores secas, la lista de deseos y propósitos que hice al recibir el 2008, ramas de canela, hojas secas, piñas, un poco de trigo...
Hacer una fogata con todo esto y agradecer por lo que nos dio el año y por lo que dejaremos atrás para crecer, es un ritual liberador que se antoja mucho. Mientras el fuego arde pensemos en todo aquello que cierra el ciclo y todo aquello que lo inicia.
Asegúrense de conservar las cenizas y usarlas como abono para la tierra. Sería aún más bello si consiguen algunas semillas y las plantan junto con las cenizas.