viernes, 29 de febrero de 2008

Un té de menta para la calle melancolía, por favor




Nadie que lea podrá comprender ni con un a be ce lo que es un parteaguas en un viernes que no me gusta.


Cómo se cuelga la bocina enfadada por no saber cómo acomodar palabras y lograr conceptualmente la co-mu-ni-ca-ci-ón.



Ni cómo se necesitan dos personas: una que grite y otra que hable, en una intesiplática poco familiar cuando yo soy la que saca la bandera blanca pidiendo clemencia porque sigue doliendo el pecho, y el corazón y el alma y las arterias cuando se tocan temas que no son melodiosos, ni románticos ni alegrías de alamedas compartidas.


Tampoco se entendería que la relación más larga la he tenido con dos personas durante 31 años, que ya son bastantes, y que hay un año en específico, precisamente al año 31, en que se tienen que hacer negociaciones de tipo amistosas para no romper cualquier tipo de contrato no prematrimonial.


Quizá no haya nadie más que yo a quien le duela, un sábado a la una treinta a eme despedirse de las cosas que le fueron familiares durante poco más de un año.


Y qué importa... mañana sábado se cumple un tercer mes lleno de bendiciones... Las palabras que se dicen, los momentos que se dan, al mundo nada le importa, sólo gira y gira, aunque uno a veces (muy pocas, por cierto) se quiera bajar.

miércoles, 27 de febrero de 2008

Hace 10 años



Cuando Picasso tomaba la guitarra y se ponía a balbucear Súplica, de Rodrigo Solís, se le quebraba la voz en el último párrafo y yo quería correr a abrazarlo pa llorar juntos.
Ya hace 10 años de eso, y Picasso se convirtió casi en un ingeniero civil… y yo… en lo que ustedes ya saben.
Tal vez no les guste el texto, pero trataré de rescatar uno de esos días, una de esas noches. Si vengo a ponerlo es por si mi corazón algún día olvida, mis ojos recuerden así... leyendo.

Variaciones de Súplica:

Y si te dijera, José, que no te he extrañado, que no me importó que te fueras, que no he sentido rabia, que no he sentido pena, que tu muerte fue tan sólo una manera para apreciar mi vida con el doble de fuerzas.
Que no lloré frente a tu tumba, ¡si te dijera!
Que no he estado perdida, y que no he sufrido. Es más, si dijera, por poner un ejemplo, que de cierta forma me alegra que te hayas muerto. Así no irás conmigo de gorra, ni me harás perder el tiempo hablando de política y de la bomba.
Si te dijera que pienso que eres algo estúpido por morir en una tarde tan bella.
Si te dijera que mi vida sigue igual de alegre. Que Pink Floyd sigue siendo mi segundo grupo favorito y que el mundo aún se mueve, que seguimos haciendo fiestas, que la pena no nos detiene.

Si te dijera, ¡si te gritara!
Dime, José, si dijera en serio todo eso que digo, ¿dejarías tu tumba?
Porque si es así, entonces, ¡seguro que lo digo!

(Súplica)…

martes, 26 de febrero de 2008

El silbido del diablo



Hay veces en que uno está en el mismo lugar y piensa que de repente, así como por arte de magia, alguien puede aparecerse por el pasillo que da a la calle o por la ventana que da a la otra con ganas de asustarme.

Pero no.

Y entonces, las horas se suceden monótonas y un poco más lentas de lo normal, y todo porque así sucede cuando se espera.

Y son las tres cuarenta de esta tarde, un blue demon y la camiseta de un pantalón nadan en agua jabonosa en un segundo intento por quitar manchas que no se dejan.

Y él en un pueblo fantasma, sin luz, ni cable ni radio.

Yo sé de cenas a la luz de las velas y pláticas a la luz de la luna...

Pero... ¿qué son de las comidas a la luz de las velas?

¿Qué es del frío cuando alguien no está cerca? Así como tú...

Sigo escribiendo y sigo hablando porque es mi manera de decirte que aquí estás... entre un reloj en el que veo la hora, en una foto polaroid del día que te fuiste, en dos velitas encendidas, en repisas donde reposan cámaras antiguas y en este corazón que te tiene como un amarre de una curandera de quinta.

Así como de la nada apareces entre rebanadas de rosca de manzana que nadie probó por esperarte; en inciensos que no prenden, en puros de cereza apagados.


Y nadie viene...

domingo, 24 de febrero de 2008

Eso de estarse quieta y tomar el café callada










Tú que me acusas:






De hacer lo que quiero y de querer lo que hago.
De hacer siempre por los otros y de dejarme hacer por los otros.
De ir y de venir.
De no estar quieta y de ser inquieta.
De estar loca, unos días más que otros.
De siempre ofrecer por querer dar.
De poco hablar, mucho sentir y de demasiado reflexionar.
De ser muy sensible y de ser muy sentida.
De mucho trabajar, mucho fijarme y de mucho gastar...

Gastar la vida, el corazón, el dinero, el tiempo, lo que tengo en todo lo que quiero.

¿Qué quiero?

Me quiero, te quiero, los quiero...


Y sí, sí tienes razón: tengo la culpa.

jueves, 21 de febrero de 2008

Faraway, so close!


Anoche soñé que me moría, y hoy la mañana y el transcurso de la vida pintan en tonos violetas y azules como sospechoso.

Las avenidas vacías a las 7:30 am, de cuando el sol apenas empieza a picarle a uno en la piel.

Habitaciones grisáceas llenas de jeringas y aparatos familiares que suenan con un pip, pip, pip, marcando latidos des-corazonados.

Eres tú y él.
Pip, pip, pip...

Y suena tan lento y agudo como en las películas de Hallmark.

Cada quien hace lo suyo y tú no les importas porque eres uno más en la lista de pacientes oxidados.

Tampoco vale no dormir en días enteros ni esperar nada. Porque sólo eres tú... Y él.

(Three o’clock in the morning. It’s quiet and there’s no one around. Just the bang and the clatter as an angel runs to ground).

martes, 19 de febrero de 2008

Afuera


Si bien es sabido que las cosas vistas por fuera se ven mejor, habrá que conseguirse un tercer ojo de venta en cualquier mercado de penas bien habidas con ofertas a mitad de precio para que la felicidad no se lastime, la convivencia sea leve y la varita mágica de los frijolitos pintos toque a aquellos que con la simple vista no ven nada.
Porque a fin de cuentas nada quita el sueño, ni el hambre ni las ganas de coger… y la mismísima fe viene atrás de uno, tanto que si se le quiere ver basta con voltear a la ventana, al cielo, al sol, a la luna, a un lado y al otro, pero jamás hacia atrás ni hacia abajo porque por ahí vienen las sorpresas.
Caminar con el equipo individual y que poco valga dejarlo a mitad del camino por el peso que provoque.
Porque vale más caminar sinceros que como lo hace el resto. Sí, más vale hacerlo así, aunque me cargue la chingada.

¿En verdad me creo esto que digo? Chingado, no sé, sólo sé que el tiempo es negro sobre negro, y que no hay luz que valga.
Cada día que pasa todo se torna más oscuro, más denso, más jodido. Neta, estoy cansada… así como le decía anoche al Negrito, la vida terminó por comerme…

viernes, 15 de febrero de 2008

Déjà vu


Ah, mira lo que son las cosas, las ideas me las ha robado un pensamiento en cuestión de segundos, es imposible recordar con qué iba a empezar, creo que te iba a decir lo precioso que se veía Andrés Daniel el domingo, o que estuve hablando con alguien sumamente importante con quien creí ya todo se había perdido...

Quizá quería contarte que me cayó pesada la cena. Que me sigue pareciendo que está muy lejos el periódico, que me sigue pareciendo frío...

Que a veces llega a asustarme el futuro en el camino, que me he dado cuenta que nada dura para siempre, que las penas no se detienen, porque el mundo sigue girando y a veces, sólo a veces quisiera pararlo.

Que la gente sigue haciendo fiestas...

Pero no, se me olvidó todo al verlo, porque escucharlo hablar ahora, me ha recordado a qué voz le pensaba mientras hablaba. Y saqué un nombre: José... sí José.

jueves, 14 de febrero de 2008

Nosotros y ustedes


A Pedro Jorge, que renace al amor con la primavera

Si la vida se resolviera entre un martini cosmo y un martini tamarindo, sabrías que todo se trata de olas de limonada sabor jamaica.

Que los labios se pegan como la lengua se clava en el hielo. Que los amores se apagan en invierno, renacen en primavera y se fugan en verano.

Y a veces uno está tan lejos descifrando entre mangos y amoríos lo que pudo servir en bandejas de champagne.

Oliendo frescos, lamiendo fiebres, perdidos en laberintos que desembocan en febreros...

miércoles, 13 de febrero de 2008

Besos


Besos que se dan con la mirada, los que se dan con la memoria, los silenciosos, los nobles, los enigmáticos, sinceros.
Besos que se dan sólo las almas, besos prohibidos, verdaderos.
Besos que calcinan, los que hieren, arrebatan sentidos; besos misteriosos, problemáticos que encierran una clave que nadie ha descifrado.
Besos que engendran la tragedia, besos tibios, sublimes, ingenuos, puros, traicioneros y cobardes
Besos maldecidos y perjuros, que producen desvaríos; pasionales, ardientes, locos.
Besos de tempestad, salvajes besos que sólo nuestros labios han probado.
Besos fríos de impasible corazón de roca.

Que mueran la mercadotecnia y su San Valentín.

martes, 12 de febrero de 2008

Lapsus babosus interruptus



A mí se me hace que “nada” va a perderse algún día en la angustia de buscarse y no encontrarse.

lunes, 11 de febrero de 2008

Chingao

De cuando los amores se convierten en malos, las alegrías en tristezas, los recuerdos en melancolía y uno se queda con tanto que nunca se fue...

domingo, 10 de febrero de 2008

Rayuela... tú y yo


Capítulo 7


Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca: voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio.

Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.

miércoles, 6 de febrero de 2008

Tauro


Hoy se detuvo la tierra por segundos y te busqué entre palabras, de esas que siempre tienes para mí, en tres patadas recordé las cosas que van desde un sueño a una pradera, café, tinta china, letras cursivas dentro de diarios que no pertenecen a geishas de seda.
Entonces me di cuenta de que te conozco más de lo que veo, de cómo sudan mis ojos al tenerte enfrente, de cada desnudo que te dedico al susurrar palabras que van directito a tu oído en un compás que tú puedes entenderme.
Y para entonces ya no estamos en el sushi ni leyendo poesía, estamos en la nada entre tu voz y la mía, con nicotina adulterada y puros de cereza.
Espero no te enojes por sacar a pasear a la orquídea, entre letras que no dicen nada, para llevarte al señor sol a secarte todas las gotitas que pudieran estrecharte, hacerte tamalito en la colcha y darte un abracito y decirte ya no tengas más frío, los Miércoles de Ceniza también son domingos cuando se está acompañado.
Y bajarte el arco iris para que tengas todos los colores en tu cuarto y les prendas cerillos de cajas que dicen tu horóscopo.
Tú dijiste un día: “El toro tiene cuernos para defenderse y mostrarse fuerte ante los demás... para cornar a la hembra...”. Entonces te veo como toro todo negro lleno de sexo, porque el cuerno ante todo es el falo glorificado...

Y en las palabras te encontré.

Una vez más te dedico este espacio vacío.

martes, 5 de febrero de 2008

Olvidos

Me olvidé otra vez en aquella esquina, como atrapada en la nube del recuerdo que nunca olvida. Me quedé ahí, quizá porque pensé que era bonito vivir retraída.
Por eso, hoy fui a encontrarme, no me había dado cuenta del frío que tenía, no de ese frío, sino del que tú decías siempre:
"No de ese frío, de éste, me lees?".
Y sonreí pensándote en tú aquí y yo allá... y así.
Porque también yo estuve allá y tú aquí, pero ya no sé dónde estás.
Entre las personas, con ése, lo mal dicho, lo bien vivido, por ahí andas y yo te aplaudo a escondidas. Un, dos, tres, un, dos, tres.
Y me encuentro con que estoy 3 veces 3 más lejos, de un puerto, de una carta, de besos llenos de elevadores, de firmas que se pegan con tinta china en la lengua, de seis colores y diez abrazos.
Que ya estoy llena de quién sabe qué cosa, que me pegaron, que dolió, me levantaron y hasta ahorita, tremendas son las cosas...
No estoy en la esquina, ni olvidando ni esperando, estoy quién sabe cómo, llorando por dentro, así como para que nadie escuche... y con frío, de ese frío que te dio por febrero...
Del que decías: "No de ese frío, de éste, me escuchas?".
Por eso yo decía... cuelga, no te estoy entendiendo...

viernes, 1 de febrero de 2008

Sumi-E


Sesshü era un niño

tan insurrecto, amotinado y alborotador,

que para castigarle,

un día le ataron a un árbol.

Lloró.



Con sus lágrimas

dibujó un ratón y,

dicen, que aquel animal

cobró vida

y se puso a roer

las ataduras.



Sesshü creció.

Alcanzó poesía de pintor

gracias a sus traumas,

pero hubiera preferido

que nunca le ataran al árbol.