lunes, 14 de abril de 2008

De mis neurotransmisores



Me llaman loca porque no entienden que viva simplemente por el placer de vivir… porque no comprenden que entiendo que el dolor es un pos-it que la vida pone en el refrigerador para recordarme que estoy viva… sólo el muerto no siente ni padece, ni se inmuta… ni se mueve…


Me llaman loca porque amo simplemente por el placer de amar, porque guardo bajo la almohada los buenos momentos para cuando se vayan… me llaman loca porque guardo bajo la manga el as de improvisar mientras improviso… porque doblo la esquina cuando quería ir recto… porque cambio el rumbo a mi antojo… porque he creado un mundo propio, donde sólo importa lo que me da la gana, lo que siento… me llaman incluso inmadura cuando no hago caso a la sensatez porque vivo impulsada por el instinto, como el animal que nace libre e inexperto.


Me llaman loca porque a pesar de seguir equivocándome sigo siendo impulsada por el instinto de nuevo, como la flor que crece entre la mala hierba… libre y salvaje. Porque tiro los relojes y pierdo el tiempo viviendo. Porque fotografío las almas sin cámaras fotográficas.


Me llaman descarada porque actúo como los borrachos y los niños, porque digo siempre la verdad. Porque sólo doy besos cuando me da la gana… porque no le hago caso justicia al protocolo… porque vivo la vida a mi manera… porque de las lágrimas moldeo arte como si modelara arcilla… porque regalo puestas de sol y campos de amapolas… porque vivo a flor de piel.


Me llaman loca porque tengo el alma y el cuerpo tatuados, y el corazón bordado con el esmero de quien apenas a prende a coser.


Loca por ver lo inadvertido y por encontrar un rayito de luz hasta en el pozo más oscuro… loca por volcar el cielo y contar las estrellas, por hacer que lo viejo vuelva a ser nuevo, por devolverle el brillo a lo mate, por llenar la nada con la propia nada y crear un todo.


Loca porque tengo la certeza de que vivir es la mayor de las aventuras, porque sé que el placer no es sólo llegar, sino haber recorrido el camino... loca por tener alas en la espalda, por volar a ras de suelo sin perder altura… loca porque frente al precipicio no tengo vértigo.


Loca porque tejo con música el silencio, porque sé que cuanto más solo está uno, más cerca se está de conocerse… porque he asumido que la soledad no es sólo un castigo, sino también una opción.


Loca porque prefiero dormir menos de lo que me gustaría... porque soy trasnochadora y a la vez necesito el sol para que nos llene de vida, una especie de vampira ambigua.


Loca porque se me escapan las letras y se me resbala el pincel sobre el lienzo… loca porque me peino el alma como quien se peina el pelo… loca porque amo, vivo y siento con locura. Loca porque ando vestida con la desnudez, porque regalo el corazón a quien quiero.


Loca porque tengo hasta la libertad de saber si quiero o no estar cuerda, y el control de estar cuerda aun cuando ando loca y el privilegio de estar loca con cordura.


Loca porque no me aferro aunque me aferre con fuerza.


Me llaman loca… y aun así respeto y asiento lo que dicen, porque creo que tienen el derecho de decirlo, el derecho de descubrir ellos mismos que ellos también podrían estar locos si supieran que pueden.


Ellos siempre me llaman loca... aunque a mí siempre me ha gustado la palabra vividora