sábado, 22 de marzo de 2008

Pecaminosa


Vivimos en una sociedad patriarcal, esto es, donde el hombre gobierna TODO.

Se dice que ese patriarcado se sostiene a través de los mitos, como el de la Biblia; chequen:


1. Y Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. El hombre fue creado primero que la mujer y, además, a semejanza de Dios, lo cual quiere decir que Diosito es hombre.

2. De la costilla del hombre fue creada la mujer. Las nenas dependen del varón; ellos fueron creados y moldeados a partir del barro; nosotras, a partir de su hueso sangriento (explíquense la menstruación).

3. El hombre pierde el paraíso terrenal POR CULPA DE LA MUJER... Ni qué decir. (Pinches mujeres, somos el demonio).

4. Dios condena al varón a ganarse el pan con el sudor de su frente. Nomás a eso lo condena, porque fue víctima de los engaños de una mujer, pobrecito. Pero a la mujer la condena a: a) carecer de lenguaje (explíquense el lenguaje machista que existe en TODOS los idiomas); b) dar a luz con dolor (sin palabras); c) desear con ARDOR al hombre (claro, porque recuerden que sin ellos, somos nada más una costilla sangrienta).

5. Con lo que concluimos que el destino de la mujer es depender y estar junto al hombre, tener hijos con dolor y etcétera.


Otros mitos son los que crea la sabiduría popular, que por algo es SABIDURÍA: la mujer perfecta es callada, obediente, bonita y joven (explíquense las infidelidades).

De ahí los dichos tales como "mujer que sabe latín, ni se casa ni tiene buen fin" o "calladita te ves más bonita"; la mujer que estudia es, la mujer rebelde, imperfecta, impura, pecadora, la que piensa. Tiene lógica, ¿no?

Revisando las cualidades que según el populacho debo tener, concluyo que estoy del nabo. Soy una perica, siempre discuto, me dicen liberal, hablo y hablo y hablo, sea con hombres o mujeres; soy obediente cuando me dan ganas de ser obediente, pero en general ni a mi padrecito santo le hacía caso. Bonita así que digan qué bruta, qué bárbara, no soy, así que ya valí madre. Joven, pues por ahora, aunque no me durará mucho, jajaja.

Entonces qué, ¿eso valemos?

Yo estoy muy orgullosa en llevar la carga de PECAMINOSA, de haberle otorgado al hombre un poquito de sazón a esa vida perfecta que se titula Edén. Yo me siento chida por llevar la bandera de hija de Eva; más orgullo todavía me otorga el saber que ni callada ni perfecta soy.

Por otro lado, esto de la liberación femenina está feo. Aceptémoslo, nos salió el tiro por la culata: además de ser esposas, madres, dadoras de hijos, sirvientas, masajistas, chefs, expertas en repujado y otras artesanías, maestras de primaria, secundaria y preparatoria (con eso de que hay que apoyar a los hijos), y demás etcétera, también hay que ser buenas profesionistas y llevar varo a casa porque hay que ser equitativas.
¿Saben qué? Chinguen a su madre. Yo apoyo a los hombres y los incito a comenzar una liberación masculina: libérense de depender de las viejas en cuanto al hogar: planchen, laven, cocinen, cuiden hijos, ¡ustedes pueden hacerlo igual o mejor que las mujeres!

Y chicas: no sean machistas, dejen que sus viejos hagan las cosas que tradicionalmente se han catalogado como femeninas.

Porque el sometimiento sólo acabará hasta que ambos sexos, iguales y diferentes, se liberen y aprendan que son complemento, no esclavos.

Tan tán.