miércoles, 5 de marzo de 2008

Para la nieve y el frío... Nora, te escribo



A ti, porque sólo tú y yo sabemos cómo se mueve esto en el aire, de mandar abrazos, besos y apapachos, como un corazón que se forma en el agua mientras llueve, cuando sale el sol o se esconde, mientras estás ahora en París y yo aquí, o estando en donde mismo y mis ojos y los tuyos no se topen por ahí.
Que tanta cosa leída y tantas palabras redactadas al azar han sido bienaventuradas para ambas, conociendo secretos, recetas de cocina, cigarritos de noche fresca en un patio lleno de colibríes de colores mientras me cuentas tu vida, mientras te cuento mis penas.
Que hoy por hoy lo de ayer ya no es nada, ¿qué te puedo yo decir si hace tiempo que no te veo? No me permitiría contarle a nadie el tiempo que ha pasado desde aquel chocolate con cascarita de naranja, de esos que se encuentran en Sanborns mientras uno compra cigarros y se escapa la sonrisa al pensarte.
Que tanto año, daño, fallo, vicio, altruismo y demás nos han juntado por acá.
Si mi corazón te dijera cuánto te quiero, tú me querrías un poquito más.

Amiga, espero que te haya gustado el saludo.