El jueves, hablando con mi contraparte (entre cervecitas en el Salón Morelos) de mil y un cosas (religión, música noventera, recuerdos…) salió el tema de las miradas femeninas…
Las mujeres expresamos muchas cosas con los ojos, es por eso que ustedes (los hombres) entienden tan sólo la mitad de lo que decimos (y a veces ni eso). También hay que tomar en cuenta que las mujeres hablamos mucho y ustedes... no. Incluso alguna vez escuché que en una discusión entre un hombre y una mujer, llega un punto en el que se cierran los oídos del hombre (es decir, dejan de escuchar y su mente empieza a pensar en otras cosas) mientras que la mujer necesita verbalizar las cosas y repetirlas para sentir que ha quedado aclarado el asunto y que la discusión se puede dar por terminada.
No, decir "está bien", "tienes razón" o ese tipo de frases, no funciona para hacernos callar. Al contrario, sólo desviará la discusión hacia el incómodo "¿Qué? ¿No te importa lo que digo? ¿Quieres que me calle?" (claro, la respuesta es "¡Sí quiero que te calles!" pero es preferible que se la traguen). Más vale juntar paciencia y esperar a que la mujer termine de desahogarse (como cuando la mujer espera pacientemente a que termine el partido de futbol o que terminen de contar por qué es mejor ese artefacto tan sofisticado que han comprado).
Entonces partamos de estas dos verdades ineludibles: los hombres son directos, las mujeres sutiles (no empiecen con eso de que "yo soy hombre y a veces puedo ser sutil" ¡Ya sé que hay de todo en la viña del Señor! Yo soy una mujer sutil que la mayoría de las veces se pasa de directa).
Ya van varias veces que me topo con el clásico "no me di cuenta de que la chica quería conmigo" (claro, hasta que la chica se desespera y les planta un beso –en el mejor de los casos– o se aburre y se busca otro).
Les estoy abriendo una cajita de tesoros, chamacos, así que más vale que sepan aprovecharla: estudien la mirada de la mujer con el mismo interés que estudian un auto, un nuevo artefacto o el programa para hacer mil cosas con un sólo click que acaban de bajar.
No es tan difícil como creen, sé que la mayoría de las veces les parecemos indescifrables y eso es precisamente porque ustedes se enfocan en lo que sale de nuestras bocas y no en lo que dicen nuestros ojos.
Cada mujer tiene sus particularidades a la hora de coquetear o seducir: algunas son kinestésicas (es decir, que tocan a su interlocutor durante una conversación, abrazan amistosamente, etc.), algunas son reservadas, algunas verborréicas, algunas escandalosas, algunas bromistas... pero todas expresamos lo que deseamos o nuestras intenciones con la mirada.
El chiste del estudio es que no se limiten a analizar la mirada de la mujer en cuestión únicamente cuando interactúa con ustedes. ¡Despierten al científico que llevan dentro! Todos sabemos que para llevar a cabo un experimento se necesitan grupos muestra para poder comparar, así que fíjense en su mirada cuando hablan con sus amigas, cuando están calladas, cuando están concentradas...
Y... eso es todo por hoy.
Tan tán.